Observo la vida desde la seguridad que otorga el saber que voy a morir.
Y ahora que he sabido que moriré, te doy todo mi amor
Y ahora, en este instante en el que la muerte me ha hablado, te amo
Y ahora, con mi frente a los pies de la muerte, lo veo todo perfecto
Y ahora que he escuchado el sonido del profundo descenso, ahora, siembro la vida, a raudales de amor...siembro más y más amor, sin detenerme, lamiendo las heridas y caminando...sin detenerme...
Y ahora que la muerte me ha llamado, veo las cosas que crecen, veo la construcción del que llega, veo a los hijos crecer, veo a los niños llegar y a los viejos marchar para llegar a otro lugar...y la sabia muerte me llama en conciencia, me toma de su mano y me dice: ha llegado la hora de conocerme, de vivir la vida con mi presencia en tu corazón...y morirte de amor en cada instante.
Un buen día, me convertí en madre.
Al otro día, parí, y desde mis pechos y mi alma, comencé a nutrir la vida.
Al siguiente me despedí de la hija que fui
Una noche lloré por la renuncia de mis quejas.
Al siguiente me volví fuerte y sensible
Y al penúltimo día que antecede a la eternidad, la muerte me llamó a la realidad del Amor...
Dedicado al sentido de mi vida: Irene.
Alba Felpete Facal
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